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por
Miguel Ángel Molinero Polo
En
el trabajo del epigrafista hay días que parecen tocados de una suerte
especial. No se trata de que estemos más despiertos, porque precisamente
llevamos varias noches durmiendo algo menos de lo deseable, y el calor
aumenta la sensación de fatiga, pero hoy ha sido especial.
Desde que empezamos la
campaña hemos estado dedicados a la reconstrucción del marco decorativo
de la puerta IS5, es decir, el acceso que va de la Primera Sala
Hipóstila a la cámara del extremo suroccidental –se numeran de este a
oeste–. Hace dos años ya habíamos identificados varios bloques de pared
que correspondían con seguridad a esta puerta, lo que incluía el
emplazamiento original de alguno de ellos. En esta semana de trabajo,
hemos estado revisando todos los fragmentos de decoración que se
encontraron en la cata delante de este vano. El trabajo es lento, porque
hacemos un registro exhaustivo, en una ficha, de cada fragmento
significativo que tengamos la duda razonable que pueda proceder de la
puerta. Al final del trabajo en la tumba todos tendrán que quedar
registrados –y si hay suerte, colocados en su lugar de origen,
cualquiera que este sea–, de manera que aunque ahora no los
utilizásemos, es un trabajo que llevamos adelantado. Los que son muy
pequeños y con signos que no se llegan a identificar, no pueden ser
objeto, por ahora, de ningún tratamiento. Durante la semana pasada hemos
reconocido algunos bloques de este lugar; en general no más de cinco por
día.
¡Hoy hemos llegado a
ensamblar una treintena de bloques! Durante toda la mañana, sacábamos de
uno de los cajones un fragmento de pared, leíamos los jeroglifos,
reconocíamos que habíamos visto en estos días una palabra, un parte de
la escena, la mitad de un signo, que podía ir junto a ellos y, en
efecto, unían. Y a continuación, había otro que ensamblaba con los
anteriores, y hasta un cuarto y un quinto. Al cierre de la jornada,
tenemos una idea mucho más clara del esquema decorativo de la puerta,
con una escena de ofrenda en el dintel y tres columnas de texto en las
jambas que pueden leerse en parte y con la columna central pintadas en
blanco y las laterales en rojo. Todos los días son productivos, a su
manera, pero hoy ha sido, además, emocionante.
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