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por
Miguel Ángel Molinero Polo
Toda
la mañana con material de una cata inédita, I B3. Ni uno solo de los
bloques de pared aparecidos en ella, entre los pilares meridionales 2 y
3 de la Sala Hipóstila, y contenidos en quince cajas, había sido sacado,
registrado y estudiado todavía. Hoy era, a priori, pues, uno de
esos días maravillosos en que según fueran saliendo de las estanterías,
los fragmentos de la decoración deberían haberse ubicado en su lugar
original, aunque sólo fuera en nuestras cabezas y sobre el papel, y la
puerta IS3 debería haber recibido algunas aportaciones más, que fueran
completándola. Pero no ha sido así. Hay más de cien bloques decorados y
sólo algunos pocos serán de la puerta, pero no hemos podido saber aún de
donde.
Para
quitarnos una cierta decepción, que espero que se vaya alejando en los
próximos días cuando empiecen a encajar en nuestro puzzle, nada mejor
que la comida de Sheikh Aly.
Este
año, el cocinero se está luciendo a mediodía. Nouvelle cuisine
egyptienne. Lo decimos con cierta ironía, pero pequeña. Campaña tras
campaña, nos van sorprendiendo. Como vienen bastantes turistas a comer,
porque el hotel está muy bien situado entre los templos funerarios de la
orilla occidental –las Mansiones de Millones de Años los llamaban
los antiguos– el menú se basa en la cocina tradicional egipcia. Pero la
renovación actual no deja de admirarnos. Las tajinas y otras salsas, que
tradicionalmente se comen con pan (sin cubiertos, con la mano, haciendo
una cestita con la oblea, que se llena en el plato) nos las están
sirviendo con hojas de lechuga y de rúcula; las ensaladas vienen
decoradas con imaginación; han creado unas tostadas con berenjena que
llamamos las tostas, pero lo más sorprendente es el japanese
touch que a mí me llega al corazón. A un fiel seguidor de la comida
japonesa, estas verduras rebozadas y fritas no dejan de recordarle la
tempura. De hecho, así las hemos bautizado, y hasta las pedimos por
ese nombre, ante el asombro de los clientes.
Las
cenas, en cambio, siguen siendo una especie de comida internacional sin
personalidad, ¡mejor no recordarlas después de una mañana como la de
hoy!
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LA FOTO
DEL DÍA |
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