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por
Miguel Ángel Molinero Polo
Jornada
KV 63. Las actividades empezaron en realidad anoche, con una cena en
homenaje a los descubridores de la nueva tumba del Valle del Reyes a la
que fuimos invitados, pues la codirectora del equipo protagonista, de la
Universidad de Memphis, Lorelei Corcoran, es también miembro de nuestra
Misión. Hubo cena, una banda de música tradicional y bailes, ejecutados
por profesionales (a los que se unieron al final algunas espontáneas), y
sobre todo conversación. Los miembros del grupo norteamericano no han
parado de contarnos uno a uno sus impresiones, sus esperanzas, el
cansancio al que han llegado con la presión de la prensa, los colegas,
los aficionados.
Hoy
ha tenido lugar la primera conferencia sobre el descubrimiento, en el
auditorio del Museo de la Momificación de Luxor. En él se celebra un
ciclo anual en el que intervienen los egiptólogos que están trabajando
en la ciudad. No hace falta decir que hoy era uno de los días más
esperados.
Con
puntualidad el Dr. Otto Schaden subió al escenario y … decidió no usar
micrófono. Si lo ha usado como estrategia para conseguir un completo
silencio, lo ha conseguido plenamente. Durante casi una hora hemos ido
viendo un resumen de las campañas precedentes, con el descubrimiento de
las cabañas de los trabajadores y, durante el año pasado, del arranque
del pozo, que fue cubierto de nuevo para no afectar a los visitantes al
Valle, el arranque de la nueva temporada en diciembre y el día a día
desde ese momento, cada vez más abajo, cada paletada de tierra más
cerca. Pronto descubrieron las huellas de las termitas en la pared,
indicando que dentro había algo, aunque tal vez destruido. Después, las
piedras que cerraban la entrada, la llegada de las autoridades, la
apertura, la cámara con sus siete sarcófagos, la treintena de grandes
jarras. Lo que se ve dentro, ya lo contamos el día de nuestra visita,
hace dos semanas.
Ahí
nos dejó, con mayor curiosidad que la que teníamos al entrar, deseando
saber qué ha descubierto Salima Ikram dentro de los recipientes, qué
dicen los textos brevísimos que han aparecido en algunos de los cuencos,
por qué el primer sarcófago, en el que ha trabajado Pía Rodríguez,
restauradora del equipo Djehuty, tiene dos grandes recipientes de
alabastro dentro, y no una momia… Incógnitas y pocas respuestas por
ahora. La cronología es segura, de la Dinastía XVIII. Pero, sobre todo,
nos quedamos con la duda de la pregunta que sigue abierta: ¿es una
tumba? No parece una cachette. Hay muchos restos de momificación. Pero
algunos de los ataúdes están demasiado lejos de la entrada y no se ha
podido ver aún su contenido ¿por fin una persona dentro? ¿con nombre?
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LA FOTO
DEL DÍA |
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