La Universidad de La Laguna  y
l'Associazione Culturale
"Harwa 2001" ONLUS
presentan


Tumba de Harwa 2006

 

Localización de los trabajos
a
Febrero
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Abril
 
Quién era Harwa
 

10 de marzo

por Miguel Ángel Molinero Polo

¡Hemos tenido que sacar los jerseys de la maleta! Viernes de descanso, incluido este alivio que nos han proporcionado la temperatura. No puedo decir, ahora que ya está anocheciendo, que no haya hecho nada, pero ha sido un día relajado. La conferencia de ayer nos permitió quedarnos en la orilla oriental y disfrutar de la noche de Luxor: cena en un puesto callejero y cervezas en un pub anglo egipcio.
Hoy, en cambio, todo el grupo se ha dispersado y nuestras actividades tan diferentes parecen un catálogo de qué se puede hacer aquí en un día festivo. Lucía necesitaba unos artículos para su memoria de licenciatura y se ha ido a la Chicago House, y ha quedado para pasar la tarde después con los demás, en la ciudad. Noemí y Laetitia recorrieron el camino que une Deir el-Medina y el Valle de los Reyes, aprovechando que ha amanecido más fresco. Es una excursión preciosa, siguiendo la misma senda que seguían los artistas que trabajaban en las tumbas reales, con unas vistas impresionantes desde lo alto de los acantilados de Deir el-Bahari. Milagros ha alquilado una bicicleta para visitar algunas tumbas cercanas, como ha hecho Franco. Otra parte del equipo se ha ido a la piscina de un Club y ya han regresado, completamente quemados por el Sol. Por mi parte, nada me apetecía más que un día sin prisas, pues ya llevamos tres semanas de trabajo y se notan. La única actividad reseñable es que he tenido que acercarme a un negocio de telecomunicaciones –de alguna forma hay que llamarlo–, pues tenía que enviar un fax y algunos mensajes: las obligaciones con la universidad no se detienen aunque me encuentre a varios miles de kilómetros. Tampoco ha sido terrible, no hay que exagerar, y me ha permitido salir del hotel; de lo contrario me habría pasado el día de la habitación al jardín y de éste al ordenador. Como me ha acompañado Milagros, hemos aprovechado para regresar caminando y extasiarnos en el paisaje de la orilla occidental, con sus montañas horadadas de tumbas y la llanura cercada por los restos de los templos funerarios. Es tentador dejar volar el pensamiento e imaginar cómo pudo ser la zona en el Reino Nuevo, cuando todos esos edificios estaban en pie, intercalados con los campos de cultivo, como puntadas simbólicas que cosían Egipto y el cielo.
 

 

LA MISIÓN


Los miembros
El inspector
Los trabajadores egipcios

 

 

LA FOTO DEL DÍA

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