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por
Miguel Ángel Molinero Polo
El
jamsín, además de viento y polvo, nos ha traído algunos
problemas. La interrupción de las comunicaciones no ha sido el más
grave. Desde hace una semana sufrimos cortes intermitentes de
electricidad durante todo el día. En el hotel puede provocar algunas
incomodidades, como la de encontrarnos sin agua caliente para la ducha o
tener que entrar con lámparas en los cuartos sin ventanas exteriores. En
la tumba es más problemático. Nos está obligando a depender de las
linternas frontales para poder desarrollar nuestra labor, lo que hace
más dura la jornada, pues trabajar en la semioscuridad es más dificil.
Al
menos parece que la comunicación está recuperada y que el diario pueda
recobrar su normalidad. La semana próxima veremos si el resto de los
problemas se han resuelto.
Durante
los días pasados se han producidos algunos cambios entre los integrantes
de la Misión. Se ha marchado Alice, que regresa a Sicilia para continuar
su memoria de licenciatura; con su perfecto conocimiento del español,
gracias a una beca Erasmus, era una vía de conexión permanente entre la
parte italiana y la canaria del equipo. También se ha ausentado, por un
corto periodo de tiempo, Francesco. Y tras veinte horas de viaje, desde
su salida desde Santa Cruz de Tenerife, ya está aquí Dulce. Toda
animosa, no quiso quedarse a descansar unas horas extras tras su
llegada, y pudo presentar sus respetos a Harwa desde las primeras horas
del martes.
Como
todos los jueves, hay conferencia esta tarde en el Museo de la
Momificación. Ya que no había corriente en el hotel al llegar del
trabajo, hemos aprovechado para dar un paseo por el Valle del Oeste y
visitar la tumba de Ay. La luz ha llegado a tiempo para poder enviar
este texto antes de salir hacia Luxor. Mañana, día de descanso, si el
hada electricidad lo permite, haré una narración completa de nuestra
actividad epigráfica en la semana de “aislamiento”.
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LA FOTO
DEL DÍA |
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