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por
Miguel Ángel Molinero Polo
La
revisión de bloques continúa a buen ritmo. Recogidas tres de las
puertas, hemos podido iniciar nuevas catas y la reconstrucción de las
puertas correspondientes: IN5 e IN4.
Hoy
es el último día en la tumba de Carlos y Silvia (Silvia B para
diferenciarla de la compañera con el mismo nombre). Del trabajo de
Carlos ya habéis tenido una muestra, pues es el fotógrafo que ha
realizado algunas de las imágenes que ilustran el diario.
Silvia
es arquitecto, y su labor es fundamental para la conclusión de nuestro
proyecto.
A
partir de los planos y alzados de Diethelm Eigner, segundo arquitecto
del equipo Harwa, y autor de la primera obra sobre las tumbas del
Assasif, Silvia B está realizando los alzados digitales que serán la
base para diversos trabajos posteriores. Uno de ellos será sobre todo
didáctico: los modelos digitales en tres dimensiones que permitirán una
visita virtual a la tumba reconstruida. Pero para que podamos efectuar
ese paseo falta todavía bastante tiempo. Primero tenemos que devolver,
al menos en el papel, los bloques con decoración a su lugar original.
Para
el equipo epigráfico, la tarea de Silvia es la base de buena parte de
nuestras actividades.
Sus
alzados son el soporte de una serie de fotografías muy detalladas de la
pared. Unidas en la pantalla del ordenador, están sirviendo para dibujar
por medios informáticos las inscripciones que se conservan en su lugar
original, una metodología reciente que conocemos como epigrafía digital.
Ésta es una de las tareas que realizamos por las tardes, y ya hablaré de
ella.
Concluir
el mosaico de fotografías que representa cada pared es una labor que
exige mucha precisión. Se han tomado imágenes de diverso tamaño, unas
más generales de las zonas sin inscripciones, y otras más detalladas –y
más pesadas digitalmente– de las que conservan texto. Sobre cada
fotografía individual, ya impresa, Silvia toma las medidas exactas y su
ubicación respecto a diversos puntos de la pared que sirven de
referencia. Todas esas medidas se señalan después sobre las imágenes
digitales y mediante un programa informático, Carlos y ella se encargan
de ir ubicándolas con exactitud. La pared sur de la Primera Sala
Hipóstila, que en sus 15 m conserva pocos restos de los textos que la
decoraban, ha requerido la combinación de una treintena de fotografías;
la pared septentrional, mejor conservada, va a necesitar más de setenta
y será ya concluida en Roma.
Además,
esos alzados digitales son el soporte sobre el que iremos añadiendo,
mediante un programa informático –diferente al anterior–, las
fotografías de los bloques cuya ubicación vamos identificando. Así,
podremos tener una imagen virtual previa a la reconstrucción real del
monumento.
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LA FOTO
DEL DÍA |
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